
Muchas plantas suculentas, tanto en el Viejo como en el Nuevo Mundo, tienen una notable semejanza con los cactos y, a menudo, son así llamadas en lenguaje corriente. Sin embargo, esto se debe a la evolución paralela, ya que ninguna de ellas está estrechamente emparentada con las cactáceas. La característica identificativa más clara de la familia de los cactos es la areola, una estructura especializada de donde surgen las espinas, los vástagos nuevos y, en muchas ocasiones, las flores.
Se considera que las cactáceas han evolucionado entre hace 30 y 40 millones de años. El continente americano estaba unido a los demás, pero se fue separando progresivamente por la deriva continental. Las especies endémicas del Nuevo Mundo debieron desarrollarse después de esta separación; el distanciamiento significativo se alcanzó en los últimos 50 millones de años. Esto podría explicar la inexistencia de cactos endémicos en África: éstos evolucionaron en América cuando los continentes ya se habían separado.
Las flores son solitarias y hermafroditas o, más rara vez, unisexuales. Si bien existen especies con flores zigomorfas, suelen ser actinomorfas. El perianto está compuesto, generalmente, por numerosos pétalos dispuestos en espiral, con aspecto petaloide. Frecuentemente los tépalos externos tienen aspecto sepaloide. Se unen basalmente para formar un hipanto o tubo periántico. El androceo está formado por numerosos estambres, con secuencia centrífuga. El polen es trinucleado, desde tricolpado a 6-15 colpado o porado. El nectario está constituido por un anillo en la superficie interna del tubo periántico. El gineceo se compone de 3 o más carpelos, y el ovario es ínfero.
El fruto suele ser indehiscente, bacciforme y rara vez seco..
Con mínimas evidencias en el registro fósil, las cactáceas son consideradas por los especialistas como un grupo natural monofilético que ha evolucionado en los últimos
No hay comentarios:
Publicar un comentario